Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘canciones’

Esta noche me ha dado por escuchar a Armando Manzanero y me he descubierto cantándola a viva voz por la casa y emocionándome al recordarme de niña cuando las escuchaba.

Y es que contigo aprendí:

A sentir nostalgia de las cosas que aún no han pasado. Era todavía una niña, sonaba esta canción y un sentimiento de pena me sobrecogió de repente.

Aprendí a descubrir el más dulce de los besos.

A mantener un cariño limpio y puro.

A apagar la luz para pensar en ellos.

Y a ver llover algunas tardes como tú lo hacías.

Parece que fue ayer y ya han pasado tantos años.

Read Full Post »

«There’s nothing you can do thay can’t be done,
nothing you can sing that can’t be sung, 
nothing you can say but you can learn how to play the game, it’s easy.
There’s nothing you can make that can’t be made.
No one you can save that can’t be saved,
nothing you can do but you can learn how to be you in time,
it’s easy, all you need is love».
All you need is love, The Beatles.

 

 

 

Ayer miércoles por la noche cenando en el italiano de la calle Domingo J. Navarro, mientras en la pantalla jugaba el Barça un partido del Trofeo Gamper contra el AS Roma, y a mi padre y a mí ya nos habían servido el entrante, empezó a sonar ‘Don’t let me down‘ de los Beatles en el hilillo musical. Y le conté a mi padre que esa canción me llevaba directamente al verano de 1997, a San Agustín, precisamente al verano en el que ellos se fueron unos días a Amsterdam y yo me quedé esos días en el apartamento de mis abuelos y mi hermano se había ido a un campeonato de Europa. Y decía precisamente, ya que últimamente hemos estado hablando sobre esta ciudad porque mi hermano se irá con Marta unos días en septiembre para allá.

 

Aquel verano del 97 tenía yo un walkman de la marca Sony y dos cintas de cassette con canciones de los Beatles, y una canción desgastada de tanto oírla, ‘Don’t let me down’, me había dado por ésa ese verano. Tenía yo entonces una canción en la cabeza, un amor de verano, que no era Richi – que bien merece un capítulo aparte-, que él había sido el del verano anterior, y que sin saberlo entonces, lo volvería a ser los tres veranos siguientes. Tenía yo 13 años, una pandilla de amigos, el verano por delante, la playa, las noches, una bolera en el centro comercial, una gorra de Bugs Bunny del Barça que me había comprado semanas antes en unas Convivencias de Optimist en Vilassar de Mar el día que nos llevaron a visitar el Nou Camp y que al año siguiente perdí al volcar el barco el día del temporal al regresar a tierra en la Copa de España de Optimist de Valencia – dos semanas que bien también merecen capítulos aparte-, un amor de verano con quien jugaba a juegos no tan inocentes en los jardines de los apartamentos a sabiendas que mis padres y mis abuelos dormían dos pisos más arriba, a parte del resto de inquilinos. «… i’ts a love that last forever, it’s a love that have no past, don’t let me down, don’t let me down…» y por entonces no sabía bien a quien se la cantaba, si a Rubén, a Isaac o a Txiki, paradojas, a mí me gustaba la canción.

 

«Whatever the problem they’ll always be there», tuiteé hace unos meses refiriéndome a los Beatles con un link a una lista de reproducción de Youtube. Y es que es así, ellos, sus canciones, me acompañarán siempre y siempre me recordarán a esos momentos a los que nunca dejaremos de querer volver. «There are places I’ll remember all my life, though some have changed,
some forever, not for better, some have gone and some remain. All these places have their moments with lovers and friends I still can recall, some are dead and some are living In my life, I’ve loved them all…».

 

Esta mañana a la hora de ponerme a trabajar, nada más sentarme frente al ordenador puse ‘Don’t let down‘ y recordé también que el otro día justamente subí un vídeo a Instagram de mis manos tocando al piano un trocito de «Yesterday», la única canción que me sé de memoria y que puedo tocar con los ojos cerrados, y ya no hablo solo de canciones de los Beatles, es que es la única que me sé de memoria al piano. Aquel año de 1997 por Reyes me regalaron un libro con todas las canciones de los Beatles para tocarlas al piano, esa fue la primera que me aprendí porque era mi favorita. Me la aprendí y ya fue para siempre. Recuerdo «The fool on the hill«, bonita, triste y fácil de tocar y «Hey Jude» aparte de preciosa tampoco era complicada, entre otras tantas, ¡y la de canciones nuevas que conocí que no tenía en los cassettes! Y las más complicadas de tocar pues simplemente las cantaba. ¡Ahora tenía todas las letras! -por entonces no teníamos Internet-.

 

Y entonces también me acordé de la película de Trueba, «Vivir es fácil con los ojos cerrados», y de un par de citas que copiaré textualmente porque las anoté en el blog de notas del móvil mientras veía la película. Javier Cámara, un profesor de inglés amante de los Beatles que ensaña inglés con sus canciones y que decide ir al encuentro de Lennon que está de rodaje en España, dice en un momento de la peli: «Hay canciones de los Beatles que quedarán para siempre. Porque tocan a la gente, porque son alegres y melancólicas. Porque la vida es alegre y melancólica«. Tal cual lo escribió Trueba, tal cual lo dijo Javier Cámara, tal cual yo, tal cual. Y el mismo título de la peli, frase sacada de «Strawberry fields forever» me traslada a un clasificatorio en Fuerteventura, y a Fernando -una de las razones que nos había unido ese año, teníamos 15 años, era nuestro amor a los Beatles- y me teletransporta a las camas del albergue, a un momento de una tarde después de un día de reagata, él cantándome al oído, yo con los ojos cerrados, «living is easy with eyes closed, misunderstanding all you see…«. Esa y por supuesto «Yesterday«. No, no era mi novio, pero fue un gran amigo.

 

De esta última canción guardo además un recuerdo gracioso y tierno. Salíamos de ver ‘Mr.Bean’ en el cine, estaba con Carla, mi mejor amiga de clase y la que más me hacía reír. Yo empecé a cantar la canción y ella se puso detrás de mí poniendo la cara de Mr. Bean haciendo la sombra de la misma manera que él hacía en la película -quien la haya visto sabrá de lo que hablo-, y fue mirar para atrás y ver su cara y estallar de la risa. Ella era así, es así, conseguía como pocos que me meara de risa literalmente, si no era imitando a personajes de la tele, o tenía prontos, frases, chistes que se inventaba sobre la marcha, me llenaba la agenda escolar de tonterías, le escribía bocadillos a todos los dibujitos de Diddle de mi agenda, que aún hoy al releerlo me hacen reír,  hasta cuando sonaba la campana para volver a clase hacía alguna tontería, de todo o casi todo veía siempre el lado cómico de las cosas.

 

¡Yo tuve una profesora que nos enseñó inglés con ‘I wanna hold your hand‘!

(más…)

Read Full Post »