Una boca
quemada por el silencio,
una boca
silenciada por las llamas que apagan el fuego que no quema,
que no daña,
que va por dentro,
que prende con cada latido.
Corazón de fuego,
boca en llamas,
cicatrices en la voz,
ceniza en los labios,
magullada el alma.
Tanta boca calcinada,
tanto fuego extinguido,
tanta lengua esterilizada.
Pero nuestras bocas aún a salvo,
libres de heridas,
vivas,
lejos del miedo,
recordarán el olvido,
harán hablar al silencio
para avivar el fuego
que ahogaron los que encienden las llamas del infierno.
13 de marzo de 2012